jueves, 20 de enero de 2011

Detalle

Escribo para que te reconozcas en mí,
manifestando opinión sentir ambición reclamo intensidad, monstruosas felicidades.
Tranquilidad, satisfacción, un pensar.
 Para saberte sentado a la orilla de tu café matutino, al borde de los deberes comunes,
detrás de tu familia primera.

Escribo y pretendo te hundas en las distancias que no conoces,
en los vuelos ajenos,
en las jornadas de la claridad nocturna,
en la cercanía de un sol rayando.


 No sé quien sos… en tu “siemprehabitable” cuerpo humano,
dirigido, dirigible, encendido, independiente, iluminado, acaecido.
Despojado. Atraído. Convertido.
Aprendiendo a ser tangible. Crecido en la inmensidad de la existencia.

¿No sé quién sos?                                          
                                                                          








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